No te preocupes, a mí también me sucedía.
Recuerdo mi primera experiencia en el mundo inmobiliario. Sería a finales de los años 90. Yo apenas tendría 17 o 18 años. Mi familia vendía la casa de toda la vida de mis abuelos. Aun me recorre cierta pena cuando lo recuerdo. Mi hermano, 12 años mayor, tomo la iniciativa y contrató los servicios de una inmobiliaria.
Yo pensaba, ¿y para qué? ¡Ponemos el cartel, y ya está!!!
Mi hermano con el sentido común más desarrollado por los años me dijo: “mira, mamá trabaja, yo también y no podemos enseñar la casa, además tampoco podemos recibir llamadas no estamos en casa para contestar al teléfono. Y luego está lo del precio ¿Por cuánto vendemos?, el regateo (quería decir la negociación), las arras, preparar los documentos necesarios para la venta… quita, quita que lo hagan ellos.”
Yo escuchaba sus explicaciones. Aunque a decir verdad, no me convencían. ¡Vamos a pagar 750.000 pesetas!!! Que barbaridad, que escandalo…
Ni que decir tiene que no existían los móviles aun, ni internet, por lo menos para las personas normales. Las viviendas se vendían mediante carteles colgados en ventanas o balcones. Mediante anuncios en ABC, Ya, Diario 16 o El País. También tenían mucho éxito los carteles en las oficinas de las inmobiliarias.
En general existía menos información, ahora todo es más fácil con internet. Todo está en internet. Y seguramente internet ha ayudado a considerar a la agencia inmobiliaria como prescindible (posiblemente).
Quiero dejar constancia de algo y si no lo digo reviento, cuidadito con internet hay cada orangután escribiendo que hace temblar los cimientos de la civilización. Cualquier indocumentado escribe en las redes sociales o en un blog creando tendencia.
Siguiendo con mi historia, yo pensaba, “pues nada habrá que pagar el 5%”. Ahhh… y el IVA, pero creo que era del 12%. Bueno, no saquemos el tema del IVA que nos cabreamos todos… y con razón ¿no?
Ahora, 30 años después yo trabajo en una inmobiliaria y llevo muchos años trabajando en el sector. Y por fin he comprendido el por qué existimos.
- He comprendido que tenemos información muy valiosa y necesaria para establecer estrategias de venta que conduzcan a un mayor precio final de venta y un menor tiempo
- He comprendido que sabemos cuidar y presentar los inmuebles en su máximo esplendor, de manera que incrementamos su valor y vendemos de manera más rápida.
- He comprendido que sabemos negociar mejor que cualquier propietario. Y ya sabes lo que voy a decir… conseguimos cerrar al mejor precio y en el menor tiempo posible.
- He comprendido que somos psiquiatras inmobiliarios, porque eliminamos el estrés de nuestros clientes. NOS OCUPAMOS DE TODO.
No sé si todas las inmobiliarias trabajaran igual. Este sector da para mucho y no todos entendemos de igual manera lo que debemos hacer, cual es nuestro trabajo.
Yo respondo por nosotros, y nosotros aspiramos a dar un servicio amplio, completo y dirigido defender los intereses de quien nos contrata. No nos da miedo decirlo buscamos que nuestros cliente ganen más por su casa, sin engañar a nadie, solo aprovechando las oportunidades que nos da conocer de nuestra profesión.
Pues, sí, al final descubrí para lo que servíamos… intentamos que quien nos contrata consiga SALUD, DINERO Y AMOR.
Pero… perdón, perdón, no estoy aquí para convencer a nadie… os quiero dejar ahora con el presupuesto que os hemos preparado. Está pensado con cariño y con mucha empatia, ¿no te lo crees? Por encima del dinero, de nuestros honorarios, esta la satisfacción que genera las GRACIAS que nos dan, en muchísimas ocasiones, nuestros clientes.
¡¡Toma esa!!! Si no me crees compruébalo.
Ahora me toca dar las gracias a mí.
Saludos.
CARLOS PINILLA
DIRECTOR OFICINA
A.P.I. 1948